Fuente: El Expreso
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Un muerto en la carretera es una persona que salió de su casa para un rato y pensó que volvería. Que no se despidió para siempre. Y un herido es alguien que pierde una extremidad o que, quizás, nunca volverá a caminar. Hace falta humanizar las cifras de las víctimas de los accidentes de tránsito cuando las estadísticas se acumulan -con un nuevo accidente ayer con tres muertos- y los números invisibilizan una tragedia nacional.
El transporte terrestre es el escenario para la primera causa de muerte violenta del país y la que mata a más jóvenes (20 a 34 años), cercenando la esperanza de progreso de Ecuador, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.
Y cuando se trata de un autobús, lo que está en juego en cuestión de segundos es la vida e integridad física de decenas de personas por culpa de un breve parpadeo de sueño, un solo giro brusco, una pequeña curva poco iluminada, una miradita rápida al celular o, simplemente, por las prisas por llegar a casa o hacer más caja… Las causas son variadas, pero el patrón se repite. La Agencia Nacional de Tránsito apunta recurrentemente en sus informes a que el factor humano está detrás de la mayoría de los accidentes. Por tanto, más del 90 % de ellos podrían evitarse, según calculó el exministro Paúl Granda en marzo de este año, antes del reguero de muertos y heridos que ha dejado el último mes y medio en las carreteras solo en siniestros de autobús.
Entre las cooperativas implicadas en los sucesos de agosto y septiembre, hay dos que ya tenían un expediente recurrente de accidentes y víctimas. No son las únicas. Solo en los reportes de prensa sobre accidentes graves de 2017 y 2018 aparecen repetidas veces los nombres de ocho compañías de autobús. Esas ocho suman en 21 meses 69 muertos y 450 heridos. Han provocado o se han visto involucradas en 21 accidentes. Algunas protagonizaron dos, otra tres y otras hasta cuatro. EXPRESO envió solicitudes de información, pero solo una aceptó la entrevista.
La cooperativa Transportes Loja, implicada en cuatro incidentes en ese período, reconoce el impacto de los accidentes y en marzo hizo un giro brusco en la gestión de su actividad. Con su nuevo dirigente, Polibio Hernán Vélez, llegó un mayor empeño en reducir la siniestralidad de sus socios y para ello, incidieron en el cuidado de sus conductores a punta de incentivos y mejores condiciones de trabajo y descanso. Pero para Vélez, el trabajo tiene que ser conjunto, entre pasajeros, conductores, autoridades y sociedad en general.
Así como con las cooperativas, la reincidencia también sirve para identificar los horarios más reñidos con la vida y la seguridad de los pasajeros: 29 de los 43 accidentes graves reportados por los medios este año y el pasado ocurrieron cuando ya no había nada de luz solar. Otros 11 durante el día y tres más, cuando la luminosidad empezaba a atenuarse en la tarde y las condiciones de la vía, la iluminación y la regulación sobre el descanso de los conductores adquiere más importancia.
La epidemia de muertos y heridos en accidentes de autobús no puede atajarse solamente a punta de regulación o cambios de autoridad. De eso, es consciente el Ministerio de Transporte y Obras Públicas que, en entrevista con EXPRESO, reconoce que el asunto tiene muchas aristas, en el que influyen diversos factores -humanos, mecánicos y regulatorios- y que no se solucionará de un día para otro porque hace falta un cambio cultural general sobre el respeto a las normas de tránsito y a las recomendaciones de seguridad por parte de todos los actores.
Pero también hay medidas que adoptar y dinero que invertir. En 2017, Ecuador dispuso un monto de 124 millones de dólares para instalar kits de seguridad, con GPS, en buses y taxis que desde hace un mes sirven también para monitorear la velocidad del transporte de pasajeros e imponer multas a los excesos. Hasta el 31 de julio, este año se ha invertido 1,5 millones de dólares en mejor señalización. Pero el plan operativo anual de la ANT para 2017 refleja una inversión fija para incrementar la calidad y seguridad del transporte de 3,7 millones, pese a que lo requerido asciende a 74,2 millones de dólares.
Cooperativa: “Hay que mejorar al conductor”
“Yo lamento los accidentes que se han dado con las operadoras. Pero no es solo un trabajo de cooperativas y de conductores. La seguridad vial consiste en cuidar las vidas y, en eso, todos tenemos que trabajar”, comenta Polibio Hernán Vélez, dirigente de la Cooperativa Loja, una de las que más accidentes ha tenido entre 2017 y 2018. Desde que comenzó su gestión tras un siniestro en marzo de este año, la empresa ha aplicado un plan para reducir la siniestralidad. Han capacitado a los conductores, no solo para superar el examen, sino para inducirles al respecto a las normas y a mejorar sus condiciones de trabajo y descanso. Tienen un centro de monitoreo de la velocidad que vigila a cada unidad. También incentivan económicamente a los choferes que no tienen sanciones ni quejas de los usuarios. La idea es que el plan dure más allá de la directiva actual.
“El accidente es el último eslabón de una cadena de irrespetos”
n “Tenemos que reducir los accidentes de todas las categorías. No solo de buses. Que en las vías no haya ni un muerto más. Si ve las cifras, es como si hubiera tres terremotos como el de 2016 cada año”, apunta la directora del Pacto Nacional por la Seguridad Vial, Catalina Ontaneda, en entrevista con EXPRESO al final de una semana y un mes fatídicos en las vías.
Para ello, además de hacer un repaso a las acciones concretas que se están realizando desde el Ministerio de Transporte y Obras Públicas y la Agencia Nacional de Tránsito, hace un alegato para promover la conciencia colectiva sobre la responsabilidad que tiene cada uno en la siniestralidad. No es una tarea, apunta, que se ciña a las autoridades, a las cooperativas y a los conductores. El pasajero debe atender las medidas de seguridad y el ciudadano, en general, aprender a respetar las normas. “Hay falencias en la cultura, en la educación”, indica, señalando el origen del problema. “El accidente es el último eslabón de una cadena de irrespetos a las normas de tránsito”, sentencia. Y cita entre esos factores, los pagos a los vigilantes para evitar las sanciones, la concesión de frecuencias excesivas en ciertas rutas por la ANT, la falta de conocimiento de los conductores sobre el COIP que les induce a la fuga, las discreción en las decisiones fiscales y judiciales al procesar a los culpables de los accidentes, la satanización de los choferes que no pasan los exámenes de evaluación y la visión de las cooperativas que el transporte es un negocio al que sacar rentabilidad sin pensar en la calidad y la seguridad. “Todos debemos tomar conciencia de lo que estamos haciendo mal y no quitarnos la responsabilidad”. En esa tarea, Ontaneda enumera medidas dispuestas para que “lo que estaba en letra muerta, ya no sea letra muerta y las normativas que no se aplicaban, ahora sí se apliquen”. Estas son las cuatro acciones del Plan de Seguridad Vial:
Aumento de control
1. Colocar más agentes, policías de tránsito en puntos críticos y límites provinciales. Para eso, se inició con un trabajo estadístico para identificar qué puntos de las vías deben ser priorizados. Y ahí, mejorar la señalización, infraestructura y reubicar los fotorradares. Ya se ha intervenido en Papallacta, Cuenca-Molleturo y Alóag-Santo Domingo. Hay 100 radares en nuevos puntos, entre los nuevos y los reubicados.
Dispositivos de seguridad
2. Hay que dar cumplimiento a la norma que obliga a todas los autobuses a tener cinturones de seguridad para cada asiento. Sin eso, no podrán salir de los terminales ni de los centros de matriculación. Es responsabilidad de los pasajeros usarlos y no cortarlos ni dañarlos. Además, se exigirá hasta diciembre que todos los vehículos pasen por la revisión técnica y no por la visual. Para eso, sugiere a los GAD mancomunarse para instalar suficientes centros de revisión.
Transporte seguro
3. Desde hace 5 años se han instalado kits de seguridad en taxis y buses que tienen GPS y sirven para monitorear la velocidad. Hace un mes se puede multar en base a esa información. Hay 12.000 buses con el sistema, faltan 1.500.
Conduzco seguro
4. Comprende las nuevas evaluaciones y capacitaciones a conductores. Incluye a las cooperativas para que apliquen un modelo de gestión que garantiza un descanso adecuado e incentiva a los choferes sin sanción con un enfoque laboral y de salud. Se está hablando con el Ministerio de Trabajo y el IESS para un contrato laboral específico.