Nuevo TLCAN generaría empleos en EEUU, pero ¿a qué costo?

Fuente: 20 minutos

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Donald Trump insiste en que el nuevo tratado comercial para América del Norte va a generar empleos bien pagados en las fábricas de Estados Unidos. Tal vez. Pero un estudio del acuerdo indica que… Donald Trump insiste en que el nuevo tratado comercial para América del Norte va a generar empleos bien pagados en las fábricas de Estados Unidos. Tal vez. Pero un estudio del acuerdo indica que también podría provocar un aumento en los precios al consumidor y agravar las deficiencias de numerosos negocios. Y los principales beneficiarios podrían ser las máquinas automatizadas y las firmas que las fabrican. En la antesala de las elecciones de mitad de término, el presidente Trump presenta el acuerdo con México y Canadá como un triunfo de su visión antagonista para la política comercial, un enfoque que según él representa “un nuevo amanecer para la industria automotriz y sus trabajadores”. El acuerdo no parece satisfacer algunos de los objetivos de Trump: Puede hacer que vuelvan a Estados Unidos algunas operaciones industriales, revirtiendo la tendencia de las empresas a emigrar a México para abaratar costos. Y puede dar lugar a mejores condiciones de trabajo y tal vez mejores ingresos para los trabajadores mexicanos. Pero hacer a un lado un modelo comercial que depende de la mano de obra barata en México bien puede traducirse en un aumento de los precios de los autos en los Estados Unidos y Asia. “Va a ser más difícil que América del Norte sigua siendo competitiva como centro industrial”, dijo Michael McAdoo, del Boston Consulting Group. Lo que es más, buena parte de las industrias que regresen a Estados Unidos probablemente funcionen con equipo automatizado y no empleen demasiada gente. El viejo Tratado de Libre Comercio de América del Norte había eliminado la mayoría de las barreras comerciales entre Estados Unidos, México y Canadá. El comercio entre las tres naciones floreció. Pero muchas industrias estadounidenses trasladaron sus fábricas a México para aprovechar la mano de obra más barata. Esas fábricas podían enviar autos y otros bienes a Estados Unidos y Canadá sin tener que pagar tarifas a las importaciones. Trump exigió un acuerdo más favorable para los trabajadores de Estados Unidos y terminó sellando el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que según el mandatario generará “varios cientos de miles de empleos” en Estados Unidos. El acuerdo tiene que ser ratificado por las legislaturas de las tres naciones. En Estados Unidos, algunos demócratas apoyan el pacto, pero si su partido logra el control de la Cámara de Representantes en las elecciones del martes, no está claro si querrá darle un triunfo a Trump en este sector. Y las legislaturas de México y Canadá podrían querer pensarlo dos veces antes de ratificar el pacto, a menos que Trump elimine las tarifas a la importación de acero y aluminio. Para no pagar impuestos aduaneros, el nuevo pacto requiere que las casas automotrices adquieran el 75% de las partes adentro de América del Norte (comparado con el 62,5% bajo el viejo TLCAN). Y al menos el 40% de los autos tendrá que provenir de sitios donde los empleados ganan al menos 16 dólares la hora. Esto tal vez beneficie a Estados Unidos o Canadá, pero no a México, donde los empleados de las casas automotrices ganan 7,34 dólares la hora y los que fabrican partes 3,41 dólares. Gladys Cisneros, del Centro de la Solidaridad de la central sindical AFL-CIO, dijo que duda que esa parte del acuerdo se pueda cumplir en México. “Ninguna fábrica de partes ni planta de ensamblaje de autos paga tanto” en México, expresó Cisneros. “No van a ganar 16 dólares en un futuro cercano”. Tony Payán, director del Centro de México del Instituto Baker de Políticas Públicas de la Universidad Rice destacó que por años los gobiernos de México mantuvieron los sueldos bajos para darle ventaja competitiva. “La mayoría de los líderes estadounidenses lo comprendieron”, dijo Payán. “No tocaron el tema porque les convenía ese estado de cosas. La mano de obra barata era buena para los negocios”. El presidente electo Andrés Manuel López Obrados, que asumirá el 1ro de diciembre, quiere reformar las prácticas laborales de México y subir los sueldos. “Trump está encontrando en México un ambiente más receptivo para que México haga exactamente lo que él quiere”, manifestó Payán. Bajo el T-MEC, México debe autorizar formalmente a los trabajadores que formen sindicatos independientes. Los sindicatos mexicanos tradicionalmente han estado dominados por los empleadores y el gobierno, y han hecho poco en beneficio de los trabajadores. Los obreros que trataban de conseguir aumentos de sueldo y mejores condiciones de trabajo eran a menudo despedidos. Un movimiento laboral débil es una de las razones por las que el TLCAN no ayudó mucho a los mexicanos a pesar de la llegada de empleos. Un estudio del Colegio de México reveló que la brecha entre Estados Unidos y México se amplió durante la era del TLCAN. Los ampleados automotrices de Estados Unidos ganaban 5,4 veces lo que ganaban los mexicanos en 1994. Hacia el 2016, percibían 9,1 veces más. En la era del TLCAN, no obstante, los trabajadores mexicanos estuvieron representados por “sindicatos ficticios, muy corruptos”, dijo Jesús Seade, que representó al futuro gobierno de López Obrados en las últimas negociaciones comerciales. “Ahora todo eso se va por la ventana”. No es tan seguro. El secretario de relaciones exteriores de México Luis Videgaray declaró a la Associated Press que el acuerdo no obliga a México a hacer mucho más que implementar una ambigua enmienda a la constitución que estipula que los trabajadores deben participar en la negociación de contratos laborales. El que las cosas mejores en México dependerá de que el gobierno de López Obrador implemente “una robusta y elaborada reforma laboral que le permita al trabajador hacer negociaciones colectivas”, de acuerdo con Cisneros. Las empresas, por su parte, analizan el impacto que tendría un regreso de sus operaciones a Estados Unidos. Algunas firmas pueden trasladarse de México a Estados Unidos. Otras pueden decidir que el ahorro que hacen al no tener que pagar impuestos a las importaciones no justifican el tener que comprar el 75% de sus partes en América del Norte ni tener que producir más autos en fábricas modernas. Pueden ignorar las normas del T-MEC y absorber una tarifa del 2,5% en la mayoría de los países. “Las firmas están analizando si pueden seguid siendo competitivas para poder acceder a mercados emergentes en Asia, América del Sur y otros sitios, expresó Chad Bown, del Instituto Peterson para Economía Internacional, que escribió un ensayo sobre el pacto. “Torpes regulacioens nuevas y costos más altos hacen que Estados Unidos, México y Canadá sean un centro de operaciones mucho menos atractivo”. E incluso si el nuevo acuerdo hace que algunas fábricas regresen a Estados Unidos, no está claro si generarán muchos puestos de trabajo, pues las fábricas están cada vez más automatizadas. “Estados Unidos sigue siendo una potencia industrial, pero hay cada vez menos puestos de trabajo en las fábricas”, manifestó Payán. “El trabajo está automatizado”. Expertos del Instituto de Inversiones Wells Fargo pronosticaron que, “a largo plazo, los ganadores seránlas compañías del ramo de la automatización”.

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